martes, enero 30, 2007

BLANCO INVERNAL (Dedicado a Jose Luis Marín)



Año de nieves, año de bienes. Esto es lo que nos dice nuestro refranero popular, tan sincrético y sabio. Así que nos ha llegado, como quien no quiere la cosa, la segunda nevada de la temporada. Llevábamos un mes parco en precipitaciones y de elevadas temperaturas cuando la tarde del Jueves 25 de Enero, comenzó a nevar. Ha sido una nevada un poco atípica, en el sentido que la mayor parte de las precipitaciones se produjeron en apenas media hora, con unos copos de buen tamaño.


Recuerdo que esa mañana soleada estando desayunando en el Mesón Bernardo, me encontré con Juan y María Jesús. Y en estos casos ya sabéis una de las conversaciones recurrentes, cuando no se tiene otra cosa de la que hablar, es el tiempo. El caso es que les expliqué que estaba previsto que para la tarde-noche nos nevara. Evidentemente se extrañaron de que esto fuera posible cuando hacía un día radiante, con buena temperatura y pocas nubes sobre el horizonte.








Pues bien, a eso de las tres de la tarde empezaron a acumularse nubes y a bajar rápidamente la temperatura y sobre las cinco y media ya estaba nevando. Siempre me ha parecido emocionante y divertido el observar cómo caen los copos de nieve. Pero lo que más me llama la atención, y que es un hecho diferencial de cuando llueve, es el silencio sepulcral en el que se produce una nevada, da una sensación de aislamiento y serenidad que es difícil de comparar con cualquier otra actividad natural o humana.







El día siguiente amaneció bastante despejado y me fue posible realizar unas, creo, buenas fotos de nuestra querida Acula y su entorno más inmediato. Quizás el mejor momento para la toma de fotografías sea durante el comienzo del deshielo, que comenzó sobre las nueve y media de la mañana. Es fácil encontrar carámbanos y nieve rehelada con sus formas extrañas y sugerentes que siempre son de agradecer para la realización de buenas composiciones fotográficas.




En cuanto a las posibilidades paisajísticas son enormes. Ya sólo el hecho de contemplar estas llanuras del Temple cubiertas con ese manto blanco es un espectáculo maravilloso. Como es una estampa inusual, este cambio brusco de nuestro entorno nos resulta visualmente agradable. Afortunadamente este espectáculo es efímero, no suel durar más de unos pocos días. Esto me recuerda un E-Mail que recibí esa misma semana de un primo de mi suegra, Jose Luis Marín, que vive en Montreal (Canadá) desde hace varias décadas y tiene su vida y trabajo en tan lejano páis. Me comentaba que muy bonitas las fotos de Ácula nevada. Que ellos estaban a 22º C bajo cero y del resto del mensaje podía entresacarse un corolario como el siguiente: "Estoy hasta las narices de nieve y tú me mandas fotos de nieve, manda Huev...". Bueno supongo que tendrá "saturación nívea", es lógico, para él y su familia es algo normal que el paisaje nevado no les comunique nada nuevo, ni especial. Por todo esto les dedico esta entrada de Crónicas de Ácula.



Ya por la tarde decidí hacer unas cuantas tomas de la puesta de sol. Aunque no acompañó el tiempo, acabé con los dedos casi congelados, fue una puesta magnífica. Claro que desde esta ubicación privilegiada situada a medio camino de Ventas de Huelma y el Castillo de Tajarja, es posible obsevar unas puestas de sol increíbles.




Saludos níveos
Pepe Díaz

sábado, enero 20, 2007

LA CADENA II




En un mundo tan racionalizado como el actual, ¿dónde queda lugar para los sentimientos? Parece mentira, pero lamentablemente hoy día tendemos más a ocultar nuestros sentimientos que a compartirlos de una forma abierta y honesta. ¿Qué nos está pasando a los seres humanos?. No lo sé. O peor todavía, creo saberlo pero me niego a reconocer esta realidad. Porque, ¿Cómo puedo explicarles a ustedes las emociones y sentimientos que me han embargado en el día 13 de Enero?. ¿Cómo transmitirles, en toda su amplitud e intensidad, lo que he sentido, vivido y padecido durante esta jornada en la Sierra de la Almijara?.

El día comenzó temprano a las 07:15. Como de costumbre desayuno en el Mesón Bernardo, a base café con leche y dos tostadas de mantequilla con mermelada y un buen vaso de agua. Mismo camino he itinerarios que en el anterior intento de ascensión a la Cadena (1646 msnm). No es una “gran altura”, pero como comprobarán más tarde, esto no tiene la más mínima importancia, sólo anticiparles que es un vértice geodésico y vaya vértice. Como los mapas y la ruta desde Ácula, ya la conocen por la anterior entrada en el blog: http://aculablog.blogspot.com/2006/12/la-cadena-dedicado-montse.html, no voy abundar más en la cuestión. Sólo decirles, que esta vez, me pude resistir a realizar alguna parada para fotografiar los encantadores rincones del tramo alto del río Cacín, de manera que me fui directo y sin “hacer escalas” a las Casetas de Cuesta Parda, lugar dónde se deja el coche y comienza el itinerario “pedestre".

Al poco de comenzar la suave ascensión al Puerto de Frigiliana pude ver como amanecía sobre el Cerro Lucero. Ha sido una mañana bastante rara en el sentido climatológico, conforme ascendía las breves rachas de aire que recibía se iban haciendo cada vez más calientes y esto me sorprendió bastante, en fin otra peculiaridad de este hermoso día. La subida la hice bastante rápida y para las 09:00 h estaba en el Puerto de Frigiliana. El paisaje que se extendía al pié del puerto es el más impresionante que he visto nunca y en esto he tenido suerte. Una capa de nubes a los 800 msnm, se extendía hasta donde alcanzaba la vista, cruzando toda la amplitud del Mar Mediterráneo. Emergiendo entre las nubes pude observar Cerro Verde (916 msnsm) y a la izquierda, en el límite de la masa nubosa, el Fuerte (976 msnm) y a sus pies el Cerro de los Monederos (926 msnm); a la derecha se pueden observar las estribaciones de la Loma de Cerro Verde. Expresar mi agradecimiento a Carlos por sacarme del error en la anterior edición de esta entrada.

Después de hacer unas cuantas fotografías, tomar un plátano y descansar unos 15 minutos, tomé la vía pecuaria que asciende hasta el Collado de los Machos. Este camino hace un amplio Zig-Zag ascendente. En la segunda curva en que se cambia la dirección marcha es posible asomarse, a unos pocos metros, del camino, en dirección sur, a otro buen mirador. Desde este punto y en dirección oeste, es posible contemplar en toda su extensión la Loma del Cerro Verde, el Cerro de las Tres Cruces (1209 msnm), parte de la Loma del Daire y al fondo las estribaciones de la Serrezuela, Sierra de las Aguas, Sierra de las Nieves, como el manto de nubes no me permitía ver por debajo de los 800 msnm, no puedo afirmar que pueda observarse el Estrecho de Gibraltar desde esta posición. Hacia el Noroeste es posible ver Cerro Lucero 1779 (msnm) y el Cerro de la Mota (1653 msnm). Justo a mi espalda en dirección Norte se puede contemplar el Cerro de los Machos (1592 msnm) en toda su extensión. La vista Este queda cortada por la ascensión al Collado de los Machos y el Cerro del Cisne (1484 msnm).
El último tramo de subida discurre justo al Norte del límite de las provincias de Granada y Málaga. Está completamente en umbría y se nota por la bajada de temperatura y la presencia de nieve en el camino, a pesar de que ya han pasado casi 20 días desde que nevó por aquí. Sobre las 10:30 h, he alcanzado el Collado de los Machos (1489 msnm), desde aquí es posible ver una magnífica panorámica hacia el Oeste y del último tramo ascendido. Hacie el Este destaca la pared Norte de la Cresta de la Cadena, aún con nieve. Ya sólo quedan 1,5 Km hasta coronar la cima, que son bastante fáciles de realizar.

Siguiendo el camino podemos llegar hasta un pequeño collado, desde el que es posible observar hacia el Oeste el Cerro del Cisne (1484 msnsm), Cerro Lucero, Cerro de Los Machos, Cerro de la Mota y la Maroma (2068,5 msnm); Sierra Nevada y primeras estribaciones de la Cedana en dirección Este, hacia el Sur la Sierra de Enmedio, separando visualmente las poblaciones de Nerja y Maro. En la cara norte de este collado es de destacar un cambio de hábitat. Se trata de un piornal con plantas de lavanda intercaladas entre los piornos. Dan un aspecto muy bello y singular a este pequeño rincón de la Sierra de la Almijara. Como consecuencia de los últimos incendios este piornal debe haber crecido bastante ya que en toda la cresta de la Cadena son muy escasos los Pinos resineros y algo más frecuentes las sabinas.




Desde este pequeño collado nos desviamos del camino en dirección nordeste para terminar la ascensión al vértice geodésico, que como casi siempre está marcado por esas columnas de hormigón que coloca el Instituto Geográfico Nacional de España. Estos puntos geográficos son los que antiguamente se utilizaban como puntos de referencia para levantar la topografía de los mapas y elaborar las curvas de nivel, mediante métodos de triangulación entre varios de estos vértices. Antiguamente se utilizaban unos aparatos ópticos llamados teodolitos para medir las distancias y los ángulos. Hoy en día están cayendo en desuso por la utilización del sistema GPS y altímetros de precisión. En la cresta la vegetación es escasa, los pinos existentes se pueden contar con los dedos de una mano. En los pocos ejemplares que han sobrevivido a los incendios se pueden observar las "cicatrices" producidas por la actividad resinera. Es increible comprobar como estos Resineros eran capaces de llegar a estas alturas y jugándose la vida, sangrar los pinos que se situan al borde mismo del precipicio.

Las panorámicas que pueden observarse desde este vértice geodésico son impresionantes, a las anteriormente descritas podríamos añadir El pantano de los Bermejales, el Navachica (1830,6 msnm), Sierra Nevada (desde el Veleta hasta la loma de Lanjarón), el Cerro de la Chapa (1817,8 msnm), el Cerro Puerto (1805 msnm), la Maroma (2068,5 msnm), Cerro Lucero (1779 msnm), Cerro de la Mota (1653 msnm), Cerro de los Machos (1592 msnm). Otras sierras visibles a media y larga distancia son las de la Serrezuela, Sierra de las Aguas, Sierra de las Nieves... y si tenéis un poco de suerte, como he tenido yo, al Sur es posible ver África.



Una vez descansado y alimentado el cuerpo comencé el descenso muy contento de haber logrado llegar a esta magnífica cresta dolomítica. Durante esta bajada, fui reflexionando sobre la labor de los Resineros y no pude dejar de hacerme muchas preguntas, sin encontrar las respuestas adecuadas. Supongo que esta primavera tendré que pasarme por Fornes y tratar de encontrar a alguien que pueda informarme sobre las labores resineras. Una vez llegué al Arroyo de la Venta, sacié mi sed y fotografié un bonito brezo (Erica tetralix), además tuve la suerte de "cazar" a una serie de abejorros (Bombus sp.) que estaban libando o tamando algo del suelo. Otro misterio de la naturaleza que investigar. Esto es "el cuento de nunca acabar"...afortunadamente.

Saludos Almijareños
Pepe Díaz













 
 
 
 
 
 
 
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